
La Actitud 2.0 es el elemento clave para aprovechar las posibilidades que el trabajo y la relación en red proporciona a empresas, organizaciones y administraciones. Si una persona es 2.0 quiere decir que utiliza las herramientas de la Web 2.0 para generar red y obtener beneficios personales o profesionales, individuales y colectivos, a partir de compartir conocimiento.
Este artículo empieza definiendo la Web 2.0 para demostrar que sin una actitud hacia este fenómeno el concepto no puede llegar a ningún sitio. A partir de esta conceptualización, el documento desarrolla la aplicación de la Actitud 2.0 a nivel de la política. Aquello que se conoce como Política 2.0, dice el texto, está aplicándose más desde el punto de vista de la ciudadanía que de los mismos políticos. Por lo tanto, la Política 2.0 crea una nueva forma de hacer política por parte de los ciudadanos. Eso quiere decir que éstos intentan generar una red de la que los políticos muchas veces no forman parte, incluso aunque se hayan integrado en el ámbito 2.0. El problema, pues, es que muchos políticos supuestamente 2.0 sólo utilizan las herramientas -blogs, Facebook, YouTube, Twitter...- sin entrar a fondo en las capacidades de la red. Porque, de hecho, la Política 2.0 les permitiría poder conocer, compartir y escuchar más directamente las necesidades y los intereses de la misma ciudadanía.
Llegados a este punto, y después de repasar algunas iniciativas interesantes de Política 2.0, el artículo acaba destacando la importancia de la nueva generación de nativos digitales, de personas que han nacido con el fenómeno 2.0 integrado, la generación de la Nintendo. Este grupo de jóvenes son los que tienen que marcar las tendencias que en un futuro muy inmediato serán realidades: trabajo y relación en red elevados al máximo exponente. Por lo tanto, les tiene que quedar claro a los políticos que, hoy por hoy, la Política 2.0 se tiene que hacer con Actitud 2.0 y, ésta, va más allá de tener un simple blog.