
Los profesionales del conocimiento sociopedagógico especializado, en relaciónsobre todo con individuos y grupos en situación de privación humana, sufrimiento y vulnerabilidad, loseducadores sociales actúan como agentes privilegiados de la condición humana, jugando un papel crucial en lapromoción de un futuro más justo y solidario. Este documento pretende dar a conocer losprincipios de racionalidad, congruentes con la utopía social de los humanos en el contexto de la “sociedadde aprendizaje”, previendo los desafíos de la profesionalidad y/o autoridad de enseñanza de los educadores ala luz de una concepción amplia de la ética, por un valor de tres dimensiones – teleológicas, deontológicasy prudencial-. El deber de excelencia que impulsan los procesos de desarrollo continuo de las normas deconducta y normas es el carácter imperativo inalienable de quienes se identifican con su profesión y no unaimposición externa. Bajo esta premisa, hemos puesto las demandas de los educadores de reflexión profesionalen el marco de una “ética de la hospitalidad” basada en los valores, la responsabilidad y la bondad como unaacción de calificación ética y estética de la acción socioeducativa.
Socialeducators, who are specialists in socio-pedagogical knowledge, are destined to become especially involvedwith individuals and human groups in situations of deprivation, suffering and vulnerability. Therefore, theyact as privileged agents of the human condition, playing a crucial role in promoting more just andsupportive times. This paper mainly seeks to provide evidence of the principles ofsocio-educational rationality that are in keeping with the human utopia within an “educational society’.Thus, it focuses on the challenges of ethical professionalism and/or the pedagogical authority of socialeducators in the light of a broader concept of ethics, considered in its triple teleological, deontologicaland sensible dimension. The commitment to excellence, which encourages the ongoing development of ethicalstandards and rules, are an inalienable imperative of those who identify themselves with their job and donot regard it as something external to them. Therefore, the demands of the professional reflection by socialeducators fall within the framework of an “ethics of hospitality” based on values such as welcome,responsibility and goodness for the ethical and aesthetic qualification of socio-educational action.