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María Zambrano e Ibn ʿArabī: la confluencia entre dos mares y el Dios compadeciente
Author(s) -
Jesús Moreno Sanz
Publication year - 1970
Publication title -
el azufre rojo
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 2341-1678
pISSN - 2341-1368
DOI - 10.6018/azufre.294941
Subject(s) - humanities , philosophy , art
He de advertir que esta conferencia no fue leída sino pronunciada oralmente en su integridad, a excepción de las citas que se hicieron. Por lo tanto, el texto que aquí se ofrece es un intento, llevado a cabo con posterioridad, de recomponer por escrito lo que en el III Simposio Internacional Ibn ʿArabī de Murcia de 2014, homenaje a María Zambrano, traté de exponer con la mayor viveza expresiva que me fue asequible, y en todo momento tratando de comunicarme lo más directamente posible con el público, y por lo tanto estando muy atento a sus variadas y singulares formas de expresividad corporal, a sus silencios, risas, miradas aprobatorias, perplejas o críticas. Apelé allí a textos del Fedro y de la Carta VII de Platón a favor de la oralidad y la expresividad corporal, y a su rayo o fulgor del pensamiento que puede surgir entre el que habla y sus interlocutores, y también a la cierta danza del pensamiento que atraviesan las “revelaciones” tanto de Ibn ʿArabī como de María Zambrano, y que necesariamente llevan a las raíces más respiratorias y de los centros más sutiles del cuerpo; en suma, a la escucha de una recóndita palabra que se sostiene en la música, la sama de los sufíes, la pura vibración de cuanto existe, o la “música callada” y la “soledad sonora” de san Juan de la Cruz, o dicho con la propia Zambrano: “La música sostiene sobre el abismo a la palabra”. Si algo pudo tener de “concierto” espiritual aquella sesión, gracias sobre todo a la generosa, y sentí que en algunos momentos gozosa, atención del público a mis pobres esfuerzos por revitalizar la palabra, eso no lo puedo transcribir en este texto, necesariamente lineal e incapaz de reflejar los sobresaltos, respiraciones, algunos rayitos de luz, silencios, o posiblemente también dudas, perplejidades, o incluso algunas reprobaciones que creí percibir; aunque, en general, sentí que entre todos habíamos logrado acercarnos un tanto al verdor y a la gran esperanza del pensamiento que germina en la relación de Zambrano con Ibn ʿArabī, acogiéndome a los versos que cité de san Juan de la Cruz (Romance “Otro del mismo que va por super flumina Babilonis”): “Y colgué en los verdes sauces/la música que llevaba,/poniéndolo en la esperanza,/de aquello que en ti esperaba”.