Dentro de la tradición de los libros de viajes del siglo XIX, Mallorca merece un lugar aparte por su situación topográfica, arte, pintoresquismo y naturaleza. En este artículo analizaremos la mirada de los viajeros más importantes que escribieron sobre la isla, centrándonos en los franceses. El siglo arranca con la óptica científica del cónsul francés Grasset de Saint-Sauveur y las Cartas artísticas del destierro de Jovellanos. En la década de los treinta y cuarenta se plasmará la imagen romántica de la isla gracias al invierno cartujano de George Sand y los recuerdos ilustrados del artista francés J.B. Laurens. En la segunda mitad del XIX, dos archiduques errantes de la Casa de Austria escribirán sobre la isla: un jovencísimo Archiduque Maximiliano, tras su breve estancia en 1851 y el auténtico divulgador del patrimonio mallorquín, el mecenas y naturalista Archiduque Luis Salvador. Con su figura y las ilustraciones del artista Gaston Vuillier concluimos nuestro viaje.
Within the tradition of the XIXth century travel literature, Majorca deserves a place aside for its topographical situation, art, picturesqueness and nature. In this article we will analyze the glance of the most important travellers who wrote about the Balearic Island, focusing on the French travellers. The century begins with the scientific vision of French consul Grasset de Saint-Sauveur and artistic Letters from the exile of Jovellanos. In the Thirties and Forties the romantic image of the island will be shaped thanks to the monastic winter of George Sand and the illustrated memories of French artist J.B. Laurens. In the second half of the century, two nomadic archdukes of the House of Austria will write about the island: the twenty-year-old Archduke Maximiliano, after a brief stay in 1851 and the true revealer of the Majorcan patrimony, the patron and naturalist Archduke Ludwig Salvator. With his figure and the illustrations of the artist Gaston Vuillier we conclude our trip.