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El COVID-19 y la necesidad de reconocer a los infectólogos y a los servicios de infectología como elementos clave del sistema de salud
Author(s) -
Omar Sued,
Pablo Scapellato
Publication year - 2021
Publication title -
actualizaciones en sida e infectología
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
ISSN - 2718-7845
DOI - 10.52226/revista.v29i106.88
Subject(s) - humanities , persona , covid-19 , political science , medicine , art , disease , pathology , infectious disease (medical specialty)
Después de más de un año de pandemia seguimos reflexionando sobre lo que aprendimos para estar más preparados en aras de afrontar situaciones parecidas en el futuro. Durante 2020, el aislamiento social, preventivo y obligatorio tuvo un impacto significativo sobre la vida de todas las personas. En el artículo de Radusky et al. que se presenta en este número vemos cómo, durante los primeros meses de pandemia, pertenecer a un grupo de riesgo se asoció a un mayor cumplimiento de las medidas preventivas, aunque el mayor cumplimiento también se vinculó a mayor ansiedad y, a veces, a depresión (1). Fue en este contexto que la SADI asumió en forma muy proactiva la decisión de comunicar la situación en forma responsable, con mensajes claros, sin golpes bajos y con respeto, a fin de que la comunidad pudiera conocer la enfermedad y tomar medidas para cuidarse. Creemos haber cumplido este objetivo en base a las actividades que completamos durante 2020: más de 4000 entrevistas periodísticas, más de 80 encuentros virtuales, una fuerte presencia en las redes sociales y un congreso virtual en el que participaron casi 8000 personas. Además, desde el inicio de la pandemia, los infectólogos han asumido en la mayoría de las instituciones la responsabilidad de revisar a la evidencia, establecer los protocolos de actuación, organizar los circuitos de atención, capacitar al recurso humano, participar en la atención de los pacientes y sostener la investigación clínica a fin de tener rápidamente nuevas opciones de prevención y tratamiento. La convocatoria a la SADI para asesorar a todas las instancias gubernamentales es también un reconocimiento a la importancia de la infectología. La literatura médica demuestra con claridad que la presencia de especialistas en infectología produce mejores resultados clínicos en los pacientes, optimiza los recursos, disminuye los costos de atención y permite mitigar el impacto de la resistencia a los antimicrobianos (Tabla 1).Sin embargo, todavía falta recorrer un importante camino para lograr un justo reconocimiento de la especialidad y la consecuente jerarquización de los especialistas que la ejercen. En nuestro país hay muchos hospitales y sanatorios que atienden un volumen muy grande de pacientes. En muchos de ellos se efectúan cirugías mayores con unidades de terapia intensiva y se atienden patologías complejas sin contar con especialistas en infectología contratados en forma estable, cuya carga horaria es insuficiente para resolver toda la complejidad institucional, y que trabajan dentro de servicios o estructuras no reconocidas como servicios de infectología. Este panorama se repite tanto en el ámbito público como en el privado y en el de la seguridad social. Tal situación priva a los pacientes, a las instituciones y a la comunidad de los beneficios que estos servicios especializados demostraron otorgar, y que hacen que su presencia sea esencial.Los resultados preliminares de una encuesta efectuada a 173 infectólogos de Argentina, que trabajaban en 181 centros de 20 provincias, mostraron que solo la mitad de las instituciones cuentan con servicios de infectología reconocidos, siendo este porcentaje tan bajo como 40% en las instituciones públicas y 70% en las privadas, sin diferencias sustanciales entre los diferentes distritos. La misma encuesta mostró que la relación especialistas/camas promedio es de 1/67,9 camas, pero llega a alcanzar un cociente de 1/300 camas en algunas instituciones (2).Por lo antes dicho, se hace evidente que contar con especialistas en infectología, en número suficiente para la cantidad y complejidad de pacientes asistidos, además de jerarquizar su tarea generando estructuras institucionales acordes a las prácticas particulares de cada organización, constituye un estándar mínimo que debiera garantizarse en todos los centros asistenciales del país. Al respecto, pocas semanas atrás la SADI publicó un documento analizando estos puntos (3).El Covid-19 puso a la vista de todos la realidad y los déficits en los servicios de salud, obligando a prestadores públicos, privados y de la seguridad social a organizar de un modo súbito los servicios y prestaciones sanitarias para la contingencia de una enfermedad desconocida de magnitud pandémica. Del mismo modo, supimos reforzar el sistema sanitario, pergeñar programas de atención, implementar la vigilancia, efectuar acciones de contención epidemiológica y desarrollar un gran programa de vacunación.Si bien decir que “lo urgente quita tiempo para lo importante” suele ser una muletilla popular, apostemos a que “lo importante” empiece a instalarse como una necesidad en la opinión pública y en la agenda de la política sanitaria. La posibilidad de eliminar el VIH como un problema de salud pública; el aumento de las infecciones de transmisión sexual; el desafío del aumento de la resistencia bacteriana y las pocas opciones disponibles; las enfermedades que deberían estar controladas, como la tuberculosis y otras patologías endémicas, y el siempre presente riesgo de nuevas pandemias nos obligan a demandar el total reconocimiento al reclamo de servicios de infectología en todas las instituciones, con profesionales bien capacitados, con salarios dignos, contratados en forma estable y con los recursos necesarios para llevar a cabo la tarea diaria. Esto constituye una necesidad imperiosa para la sociedad, una muestra de inteligencia para aquellos que toman decisiones sanitarias, y un reclamo insoslayable para las sociedades científicas.
Dr. Omar SuedFundación HuéspedExpresidente SADI
Dr. Pablo ScapellatoHospital SantojanniComisión Directiva, SADI