
La Celestina, "novela dialogada" y "novela dialógica"
Author(s) -
Maja Šabec
Publication year - 2008
Publication title -
linguistica
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
SCImago Journal Rank - 0.134
H-Index - 1
eISSN - 2350-420X
pISSN - 0024-3922
DOI - 10.4312/linguistica.48.1.205-214
Subject(s) - humanities , art , logos bible software , philosophy , theology
Uno de los numerosos desafíos para los críticos a la hora de interpretar la complejidad de La Celestina ha sido y sigue siendo el problema de su clasificación genérica. el título original –primero Comedia y en la segunda redacción Tragicomedia de Calisto y melibea–, se refiere según la teoría actual de los géneros a una obra dramática. Sin embargo, como apunta ĺñigo Ruiz arzálluz (La Celestina 2000: xCii–xCiii), a finales de la edad Media en Castilla los términos ‘comedia’ y ‘tragedia’ se alejaron del concepto clásico y «no implicaban necesariamente una estructura dramática», sino que se referían al aspecto temático y significaban «toda obra literaria […] que empezara mal y terminara bien», en el caso de comedia, o aquella «en la que el principio era alegre y el final triste», para la tragedia. De hecho, aunque la obra de Rojas está escrita en forma de diálogos y sería de esperar que todo en ella fuera activo, es obvio que en los diálogos y aún más en los monólogos la función dramática es a menudo superada por la función narrativa. es significativa en este sentido la hesitación inicial de Menéndez Pelayo, quien, a pesar del carácter supuestamente dramático de la La Celestina afirma que no se puede prescindir de ella en una historia de la novela y la incluye como «novela dialogada» en su obra Orígenes de la novela en España (Menéndez Pelayo 1961: cap. x). Dejando de lado las argumentaciones que tratan de encasillar La Celestina sea en el drama sea en la novela, parece mucho más justificado centrar la atención no en la definición genérica en el sentido de formas o estructuras (tema tratado prácticamente por todos los que abordaron el estudio de esta obra, desde Menéndez Pelayo (1943), Gilman (1956), Lida de Malkiel (1962), Whinnom (1993), Deyermond (1980), Severin (1989), etc.), sino en las funciones narrativas y/o dramáticas y sus respectivos procedimientos que intervienen en la construcción del texto. Javier Huerta Calvo (2000), por ejemplo, realza precisametne su carácter independiente en cuanto a cualquier técnica o preceptiva –otra originalidad más de esta obra– vinculándola a las formas más avanzadas de la dramaturgia contemporánea (p. ej. de valle-inclán) en las que «los condicionamientos de género se han mitigado o han desaparecido y la estructura dramática ha ganado en flexibilidad, dejándose contaminar incluso por el ritmo de la narración»