
La Convención del Patrimonio Mundial y su impacto en América Latina
Author(s) -
Hernán Crespo-Toral
Publication year - 2002
Publication title -
ph. boletín del instituto andaluza del patrimonio histórico/ph/ph. boletín del instituto andaluz del patrimonio histórico/boletín informativo - instituto andaluz del patrimonio histórico
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 1136-1867
pISSN - 1134-6744
DOI - 10.33349/2002.40.1424
Subject(s) - humanities , political science , philosophy
Este artículo forma parte de un compendio de trabajos que conforman un dossier especial publicado en este número titulado ¿Patrimonio mundial: 1972-2002¿. A raíz de la Segunda Guerra Mundial se extiende la preocupación por la conservación y salvaguarda de los bienes culturales de la comunidad internacional. A partir de esta década, se desarrolla toda una filosofía plasmada en una serie de medidas para favorecer su protección, conservación y puesta en valor. De la influencia de esta filosofía y su repercusión en las políticas culturales de América Latina en los últimos treinta años trata el siguiente artículo. Éste parte de los años 50, aunque no es hasta los 70, cuando gracias al impulso de organismos internacionales, unido al progreso social y económico del momento, se favorece la implantación de políticas de desarrollo patrimonial. En 1972, se aprueba la Convención del Patrimonio Mundial y las adhesiones en América Latina se producen rápidamente. Sin embargo a lo largo de los años 80, los principios de la crisis económica se hacen ya latentes y el patrimonio cultural comienza a ser relegado frente a otros problemas. Actualmente, la lista de Patrimonio Mundial se engrosa cada vez más y es necesario tomar medidas de observación y control del cumplimiento de la Convención. A pesar de todo, el balance global nos indica que la labor realizada a través de organismos internacionales y las medidas políticas tomadas hasta la fecha han salvado una parte importante del patrimonio mundial latinoamericano. Nuevos proyectos impulsados por el Banco Iberoamericano de Desarrollo, así como por otras instituciones, preludian una perspectiva esperanzadora