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Dakar: del mercado a la cocina y a la mesa. La comida, sus relaciones y sus símbolos
Author(s) -
María Guadalupe Aguilar Escobedo
Publication year - 2015
Publication title -
estudios de asia y africa
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
SCImago Journal Rank - 0.116
H-Index - 2
eISSN - 2448-654X
pISSN - 0185-0164
DOI - 10.24201/eaa.v0i0.2044
Subject(s) - humanities , political science , art
La alimentación es el tema principal de este artículo. Se pretende mostrar cómo las actividades simbólicas ligadas a la adquisición de la comida, a su preparación, sus rituales, restricciones y etiqueta, fortalecen o debilitan las identidades de género en torno de la mesa, en una sociedad con dificultades y cambios constantes. Esta investigación incluye un trabajo de campo realizado en el verano de 2010 en mercados de la capital senegalesa (Dakar) y zona metropolitana. Esta investigación cualitativa está fundamentada en la observación y recopila una decena de testimonios obtenidos a través de diversas entrevistas en profundidad.El artículo se divide en tres partes; la primera aborda al mercado como el lugar de insumos y de ingresos familiares. El mercado es un espacio social de intercambio, de trabajo sexual diferenciado, de microcrédito y trueque. Allí las mujeres, en su mayoría, se dedican a la venta del pescado o de verduras. Salen de sus hogares para generar un ingreso, el cual en general destinan a la alimentación de la familia. Si la venta a pérdida como última opción no funciona, entonces intercambian con otras mujeres los productos o llevan los suyos a casa, para la manutención de la familia. En caso de dificultad, solicitan préstamos a los proveedores, los cuales reembolsan con su venta del día.La segunda parte se refiere al papel de hombres y mujeres al momento de cocinar, el significado de los platillos cotidianos impregnados de un pasado colonial, religioso y social, que incluyen rituales específicos. En el imaginario social existe un proveedor y una mujer transformadora, conocedora de los rituales religiosos, ligados al islam, a su grupo étnico y a su posición en la familia. Si bien la poligamia y la existencia de espacios en común son recurrentes, la cocina es administrada por diferentes mujeres, rectoras de su propio espacio, utensilios y comida. En la cocina se entretejen las relaciones de afiliación con otros miembros de la familia o el rechazo tajante. En la sociedad senegalesa, tener un cuerpo robusto es poseer un cúmulo de cuidados y de amor; los esposos no pueden negarse a comer la comida de sus esposas porque este acto sería un desaire y riña seguros.Finalmente, la tercera parte describe el espacio designado como mesa, sus reglas y sus símbolos al momento de compartir la comida. En este espacio, hombres y mujeres son incorporados, juntos o separados; la mesa es el espacio de hospitalidad en el que se sirven las comidas más importantes del día o de celebración. El plato compartido encarna muchas líneas imaginarias que norman la manera como el platillo ha de ser consumido. La comida es servida en un platón y cada comensal sabe que a cada una de las personas invitadas le corresponde una porción. Además de que la porción asignada al vecino no debe ser tocada, la distribución de la carne, el pollo o el pescado y las verduras, ubicados al centro del platón, le corresponde a “la madre”, quien toma su nombre y asume su rol a raíz del hecho de que se encarga de la nutrición y el bienestar de la familia, generalmente desde la infancia de sus miembros. El costo y el ritmo de vida están llevando a cambios a los capitalinos y poco a poco surgen otras formas de mostrar un estatus social; sin embargo, la importancia del mercado, de cocinar y de compartir los alimentos dista de desaparecer.

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