
¿Cómo se comportaron los multifamiliares que tenían daño previo después del sismo del 19 de septiemre de 2017?
Author(s) -
Vania Itzumi Catalán Pérez
Publication year - 2020
Publication title -
academia xxii
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 2594-083X
pISSN - 2007-252X
DOI - 10.22201/fa.2007252xp.2020.21.76660
Subject(s) - humanities , art , cartography , persona , political science , geography
A más de dos años y medio de la ocurrencia del sismo del 19 de septiembre de 2017, se sabe que aún muchas familias continúan sin una solución para sus viviendas dañadas, por lo que se encuentran refugiadas con familiares o en albergues temporales, como carpas o tiendas de campaña. En la Ciudad de México, una zona de alto peligro sísmico, la vivienda cobra gran importancia ante este fenómeno natural, ya que en la capital habita el 7.46% (8’912,820) de la población total del país (119’530,753) (INEGI, 2017). En general, algunos de esos habitantes cuentan con algún tipo de vivienda construida sobre el antiguo lago de la ciudad, donde movimientos fuertes del terreno podrían presentarse, lo que hace vulnerables a ciertas viviendas por diversos motivos que se revisarán en este artículo. Adicionalmente, es de vital importancia detenerse a pensar qué es lo que podría pasar en el próximo gran sismo con la vivienda multifamiliar que sufrió algún tipo de daño. Es por ello es importante analizar la premisa que varias personas se plantean: “si nuestra vivienda ya soportó los sismos de 1985 y 2017, resistirá otro de menor o mayor magnitud”. Este artículo presenta las diferencias entre los sismos de 1985 y 2017 y cómo es que cada uno afectó a diferentes tipos de estructuras, así como por qué la vivienda resulta muy vulnerable a este fenómeno natural y por qué los edificios de vivienda particularmente dañados en el sismo de 2017 fueron los de cuatro a 10 niveles, con los principales factores de irregularidades arquitectónico-estructurales que se observaron en una muestra de edificios de este tipo de vivienda, que soportó el sismo de 1985 con daños menores, para verificar cómo se comportó ante el último gran sismo. Este estudio se desarrolló a lo largo de un año con el apoyo del Instituto de Ingeniería de la UNAM.