La salud en la política

Muchos se preguntarán: ¿por qué personas tradicionalmente conocidas en los campos del qué hacer médico, en el ejercicio clínico, en el área científica o académica, o, inclusive en el campo gremial, hoy plantean el debate en el terreno político?La política siempre ha levantado ampolla, más ahora que se encuentra tan estigmatizada y salpicada de corrupción; sin embargo, si los intelectuales y los honestos no participamos en el proceso democrático que conduce a la selección de las personas que manejan el país y que aprueban las Leyes, Acuerdos y Ordenanzas que afectan diariamente nuestras condiciones de vida, el no participar es la mejor garantía de que los mismos continúen con las mismas. ¿De qué vale quejarnos?Históricamente, quienes participamos en los procesos electorales, consciente o inconscientemente, por acción o por omisión, reelegimos eternamente a los mismos parlamentarios que tachamos de corruptos y que han aprobado y seguirán aprobando leyes como la Ley 100 de 1.993 que tienen postrada la salud pública y han envilecido las condiciones de vida y de trabajo de los médicos, los profesionales y los trabajadores del sector.Es hora de cambiar de actitud. Es hora de cambiar de estrategia; porque si continuamos pasivos ante la demolición de la red pública de servicios de salud y el desmonte del ISS, CAPRECOM y CAJANAL, no habrá poder humano que contenga la crisis social y el retroceso en los indicadores de salud pública, lo que conducirá al descalabro sanitario del país. La historia no perdonará al cuerpo médico, guardián natural de la salud de un país, haber permitido que tales hechos sucedieran mediante el mantenimiento obstinado de una posición pasiva y sumisa.Esta es la razón por la cual planteamos el debate en el terreno político, es allí, en los organismos de elección popular donde se toman las decisiones, ¡es allí donde debemos participar!