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Animales, Etología y Filosofía
Author(s) -
Roberto Marchesini
Publication year - 2021
Publication title -
revista colombiana de filosofía de la ciencia/revista colombiana de filosofía y ciencia
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 2463-1159
pISSN - 0124-4620
DOI - 10.18270/rcfc.v43i21.3792
Subject(s) - humanities , philosophy
La cuestión de la subjetividad animal concierne a la investigación filosófica y etológica por igual. En este ensayo he enfrentado al problema desde un enfoque etológico filosófico. Creo que es incorrecto atribuir subjetividad a la conciencia, por dos razones: 1. es una petición de principio que no explica la condición subjetiva; 2. No considera la alta subjetividad del inconsciente. Si la conciencia es como una luz que ilumina los procesos cognitivos, la subjetividad, como resultado del mundo interior del individuo, precede a la conciencia. Mi propuesta se basa en un nuevo modelo de animalidad que desafía la visión cartesiana de la máquina animal, regida por automatismos. Las aptitudes innatas y aprendidas deben ser consideradas como herramientas, disponibles para el individuo, y no como automatismos que lo mueven. Esto significa aplicar un modelo de esquema en contraposición al modelo asociativo tradicional. El modelo de esquema convierte al individuo en usuario y no a un esclavo de su dotación. Este modelo es como el mapa de una ciudad, en cuanto habilita más funciones que le otorgan al individuo la posibilidad de generar nuevos usos para enfrentar situaciones novedosas. También responde al canon de parsimonia de Morgan, porque permite el uso del mismo dispositivo para múltiples funciones y como heurística para realizar intentos específicos en procesos de solución. La subjetividad es entonces la capacidad de sumergirse en situaciones diversas, utilizando la dotación como herramientas para entrar en una relación con el mundo. La subjetividad es el Dasein de Heidegger, una cualidad ontológica que caracteriza a la animalidad. Esta cualidad surge de la naturaleza deseante del animal, que lo lleva continuamente a entrar en relación con su entorno, hibridándose con la realidad externa. El deseo surge de la condición de "ser un cuerpo" y no puede asignarse a una función corporal en particular. Ser deseante convierte al animal en un ente en continua transformación, nunca pensable de forma estática, porque siempre tiende a superarse a sí mismo.