
Paranoia y juegos fantásticos en Andamos huyendo Lola de Elena Garro
Author(s) -
Raúl Calderón Bird
Publication year - 2008
Publication title -
valenciana
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 2448-7295
pISSN - 2007-2538
DOI - 10.15174/rv.v0i2.278
Subject(s) - humanities , art
La palabra griega paránoia se compone de pará (fuera de) y de noys (mente). Traducida literalmente signica “fuera de la mente”, expresión que remite a su vez a la palabra “locura”. De hecho, esa holgada acepción es la primera que registra El pequeño Larousse en su edición de 2003. Sin embargo, la psiquiatría ha restringido su signicado. Los psiquiatras Alfred M. Freedman, Harold I. Kaplan y Benjamin J. Sadock, en su Compendio de Psiquiatría, la denen como un trastorno psicótico crónico que se caracteriza por una alta frecuencia de ideas delirantes, y distinguen cuatro estados paranoides: el celotípico, el erótico, el de grandeza y el persecutorio. Pero advierten que de estos cuatro estados, “el estado persecutorio es clínicamente, con mucho, el más frecuente y el más importante”. Si damos por descontado que la literatura es en buena medida reejo de la realidad, tanto exterior como interior, no es de extrañar que de esos cuatro estados paranoides acaso el más frecuente en dicho arte, y el más importante también, lo sea el estado persecutorio paranoide. Pensando en la literatura hispanoamericana contemporánea, por lo menos dos escritores de la misma generación produjeron cciones de corte autobiográco con fuertes tintes de ese estadoparanoide: el argentino Ernesto Sábato en Abbadón el extermina- dor, novela publicada en 1974, y la mexicana Elena Garro en los cuen- tos y novelas que escribió algún tiempo después de 1968, sobre todo, y empezando por el título mismo, en el libro de cuentos que nos ocupará en el presente artículo, Andamos huyendo Lola, publicado en 1980.