City Hall

Cerca de la casa de mi madre ví a un hombre aparentemente insano, sucio hasta los dientes, se mojaba con agua de un balde de pintura y se secaba la cara con una bolsa de plástico. Recordé el viejo regalo de mi madre, un libro llamado ¿Por qué moja el agua? y me pregunté si uno podría olvidar cómo secarse. Tres meses después me asombró encontrar a ese mismo hombre, presentado por un líder de la iglesia Agua Viva, como una evidencia del poder de la fe para combatir las adicciones.