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Hemos leído con interés el artículo: “Opinión del Comité Consultivo de Inmunizaciones Sociedad Chilena de Infectología. Vacuna neumocóccica conjugada en niños y la emergencia de serotipo 19A” donde se concluye que“los cambios epidemiológicos presentados, indican la emergencia de infecciones invasoras por el serotipo 19A y la necesidad de controlar este problema con el cambio de la vacuna PCV10 a la vacuna PCV13 que contiene el serotipo 19A”1. Posterior a la introducción de PCV10 en el programa universal de vacunación en Chile en el año 2011, publicaciones por investigadores independientes, han mostrado una reducción en la incidencia, de egresos por neumonía en niños < 2 años, del 56% en un hospital público de referencia nacional2. Mientras que un estudio de casos y controles de base poblacional a nivel nacional, mostró una efectividad vacunal de 20,7% contra neumonía, probablemente bacteriana, de 71,6% contra muertes por neumonía, y de 34,8% contra muertes por todas las causas3. Los datos de vigilancia de laboratorio del Instituto de Salud Pública, muestran una reducción de la enfermedad neumocóccica invasora (ENI) total en el período post-introducción del 61,9% y de los tipos vacunales del 85% en niños bajo los dos años. En términos absolutos se reportan en promedio 11 aislamientos anuales del serotipo 19A (rango 5-21) en menores de dos años entre 2011-2015, 15 en total en el año 20154. Los argumentos utilizados por los autores para recomendar reemplazar la vacuna PCV10 por la vacuna PCV13, están basados en el aparente incremento en la circulación de los serotipos 3 y 19A, así como la expectativa de protección indirecta en adultos. En relación al serotipo 3, la evidencia con la vacuna PCV13 a la fecha, no ha demostrado efectividad e impacto consistente sobre este serotipo5. En relación a la protección indirecta, existen múltiples factores que influyen en su expresión, incluyendo la duración del programa, el esquema utilizado y la implementación de una estrategia de nivelación, y la epidemiología local. A este respecto, el uso de PCV13 se ha asociado a un efecto indirecto en adultos en E.U.A., Reino Unido y Noruega, pero no en Francia, Suecia, ni Alemania6,7. Por otro lado PCV10 ha mostrado protección de rebaño en Holanda, pero no en otras latitudes6. Recientemente, Finlandia con PCV10 ha demostrado una reducción de 5,3% y 7,3% contra neumonía en mayores de 18 y 65 años, respectivamente8. En América Latina, las primeras evidencias de protección de rebaño provienen del Uruguay y Brasil, con las vacunas PCV13 y PCV10, respectivamente9,10. En el caso del serotipo 19A, ambas vacunas han demostrado efectividad/impacto muy similar en diferentes escenarios. Datos procedentes del Reino Unido, Canadá, Alemania y E.U.A. reportan un rango de efectividad que oscila entre 67 y 86% para PCV13; mientras que para PCV10 estudios en Finlandia, Brasil y Canadá ubican dicho rango en 62-82%11-13. El único estudio que evaluó ambas vacunas en la misma población y con el mismo diseño reporta 74% y 71% de impacto para PCV13 y PCV10, respectivamente12. De hecho, a la fecha (agosto 2016), 87 países han aprobado la protección cruzada de PCV10 contra la ENI ocasionada por serotipo 19A basada en estudios clínicos y epidemiológicos adecuadamente diseñados y cuyos resultados han sido consistentes en diferentes países. La situación del serotipo 19A en Chile es parecida al comportamiento del serotipo 19A descrita recientemente con el uso de PCV13 en Inglaterra, donde se utiliza la vacuna desde abril de 2010 con un esquema similar al de Chile y una cobertura del 90%. A este respecto, se ha documentado un incremento de 1,4 veces de ENI por 19A para todos los grupos de edad, pero primordialmente en los adultos ≥ 65 años14. Un comportamiento similar ha sido observado en México, también con un esquema 2+1, donde el serotipo 19A continua siendo el más prevalente en todos los grupos etarios, excepto en el ≥ 65 años, a pesar de cinco años de uso sistemático de PCV1315. Por último, es importante mencionar, que en los últimos años algunos países como Bélgica16,17, Suecia18, Marruecos19 y Nueva Zelanda20, han decidido reemplazar el uso de PCV13 por PCV10, considerando tanto la evidencia de paridad técnica como aspectos de costo efectividad, que pueden influenciar el sostenimiento e inclusión de nuevas vacunas. Una reciente revisión sistemática de la literatura especializada liderada por la Organización Panamericana de Salud (OPS) concluye que no se encontró evidencia de superioridad de una vacuna sobre la otra en relación al impacto y efectividad sobre reducción de hospitalización y mortalidad en niños bajo los cinco años en América Latina21. El impacto significativo que PCV10 ha mostrado en Chile sobre la reducción de ENI, hospitalizaciones y muertes por neumonía, indica que más allá de la protección serotipo específica, el efecto global de la vacuna es el parámetro más valioso para determinar su verdadero impacto para la salud pública. La decisión de qué vacuna utilizar requiere considerar toda la información disponible de modo que ésta permita adoptar decisiones basadas en evidencias sólidas y objetivas.