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Actualmente ya no es novedad reconocer al tebeo ' una categoría artística. Algumas hístorias del arte comienzan a dedicarle por 10 menos referencias y alusiones, cuando no un capítulo propio, aunque inevitablemente corto e insuficiente. Se ha prescindido deI criterio que para descalificar al tebeo como arte esgrimfa Ia baja calidad de muchas de sus producciones: todos sabemos que se han embadurnado miles de kilómetros cuadrados de pintura execrable, que se han malgastado toneladas de material para esculpir pésima escul tura, etc., etc., y nadie por ello hace dengues in telectuales a estas artes. Por otra parte, el elenco de dibujantes excelentes que se han consagrado aI tebeo puede alinear nom bres tan ilustres como los de Harold Foster, Alex Raymond, Milton Caniff, Bume Hogarth, Hergé, Guido Crepax o Uderzo, a los que podemos aíiadir, sin hacer patrioterismo barato, aIos espanoles Emilio Freixas, Jesús Blasco, Víctor de Ia Fuente, Enric Siõ y Carlos Gíménez, entre otros. Sin embargo, aquí nos vamos a ocupar sólo lateralmente deI tebeo en cuanto manifestación artística. Muy presente nuestra preocupación interdisciplínar, nos fijaremos principalmente en Ias aportaciones que el estudio de estas obras está en condiciones de efectuar a Ia Historia Contemporánea. EI tebeo es, en efecto, un reflejo vivo de su tiempo: en cuanto producto de consumo, depende de los gustos de su público; y éstos, a su vez, se hallan condicionados por los demás factores determinantes de aquél [sociología, opinión pública, política, acontecimientos, etc.) La calidad estética viene sobreanadida, pero no afecta el valor documental del tebeo.

EL TEBEO, FUENTE PARA LA HISTORIA CONTEMPORANEA MEDIANTE LA INVESTIGACION PSICOSOCIOLOGICA