LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN EL SERVICIO DOMÉSTICO Componente Esencial para el Trabajo Decente

Tradicionalmente, el servicio doméstico fue considerado una rama de actividad para la que no se requiere una capacitación específica. Bastaba con la experiencia adquirida por años de trabajo para estar en condiciones de desempeñarse con mediana aceptación. Es así que los trabajadores domésticos han sido socialmente discriminados y por ende, los peores remunerados. Más aun, si se tiene en cuenta que quienes desarrollan dichas labores son mayoritariamente mujeres afrodescendientes con muy bajo porcentaje de estudios, siquiera de enseñanza primaria, todo lo cual genera una triple vulnerabilidad; por género, por raza y por situación socio-económica. Sin embargo, este sector laboral ha logrado últimamente importantes reivindicaciones en nuestro país, principalmente, a través de los Consejos de salarios y de apego a los convenios correspondientes en el ámbito de la OIT, siendo el Uruguay, el primer país del mundo en ratificar el convenio relativo al servicio doméstico. El presente trabajo vislumbra esta coyuntura como favorable para abordar la temática del trabajo decente; en este caso, a la luz del trabajo doméstico; siendo aquél  concepto integrador y ético. A su vez, revela la necesidad de aggiornar este sector a las reales exigencias que las tareas domésticas demandan al trabajador; que exceden las labores de limpieza, para incluir la elaboración de alimentos, la manipulación de sustancias tóxicas, el trato con los integrantes de la familia, el cuidado de niños y enfermos, entre otras. No solo es una necesidad como un proceso de mejora continua del sector sino que también es una obligación moral para con las trabajadoras/es que lo integran. Máxime, teniendo en cuenta que actualmente la formación profesional es considerada un derecho humano fundamental.