LA REPÚBLICA LAICA EN MÉXICO; ENTRE LAICIDAD PURA Y LAICIDAD PRÁCTICA

“Si Kant regresara entre nosotros, escribiría inmediatamente una Crítica de la laicidad pura en oposición a una laicidad práctica. La primera existe en el cielo de las ideas, la segunda tiene los pies en la tierra y camina a paso humano. Una, se estructura de convicciones y se sitúa en el orden del nóumeno; la otra teje relaciones y tiene que ver con el fenómeno”. Los especialistas, en efecto, solemos manejarnos en uno u otro ámbito, pero tenemos dificultades para combinarlos: hablamos de la laicidad pura y luego nos topamos con la laicidad práctica; imperfecta, terrenal, sujeta a interpretaciones y perspectivas muy diversas. No hay en efecto una laicidad pura a la que todos podamos hacer referencia y con la que podamos comparar las distintas formas de laicidad práctica. Existen sólo los acuerdos temporales y circunstanciales que los científicos sociales llevamos a cabo en seminarios y congresos, con validez relativa, pasajera y cuestionable. Así es la ciencia. Es por ello que nos cuesta muchos trabajo entender a la laicidad práctica; difícilmente se ajusta a nuestros modelos o aspiraciones, que suelen ser tan utópicas como inalcanzables.