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Maquiavelo a 500 años de el príncipe
Author(s) -
Julio Echeverría
Publication year - 2014
Publication title -
anales de la universidad central del ecuador
Language(s) - Spanish
Resource type - Journals
eISSN - 2477-8931
pISSN - 1390-7891
DOI - 10.29166/anales.v1i372.1286
Subject(s) - humanities , philosophy , art
El autor en este ensayo recupera las posturas centrales de la obra del pensador florentino Nicolás Maquiavelo, a propósito de la celebración de los 500 años de la aparición de su célebre libro El Príncipe. En la discusión de la ciencia política, Maquiavelo aparece como su fundador e inspirador principal; desde entonces se delinean sus rasgos fundamentales; el estudio de la política es el estudio de la conducta humana atravesada por la lógica del poder. La modernidad de Maquiavelo, -nos indica el autor- está en su postura secular en un contexto de fuertes tensiones religiosas como fueron las que se desataron en el contexto del renacimiento italiano, del cual es seguramente uno de sus máximos exponentes; la política deja de ser la instrumentación en la tierra de un poder sobrenatural y pasa a ser la construcción de una obra humana por excelencia. Tal cual acontece con la ciencia natural y experimental de Telesio o de Galileo; de igual forma, la ciencia de Maquiavelo es la experimentación de la mejor forma de organización de las relaciones interhumanas. En su forma germinal, la política es guerra y enfrentamiento. El Príncipe debe estar en capacidad de construir su poder mediante la anulación de los otros poderes; política y diplomacia se presentan como dos caras de una misma moneda, como arte de arreglar los conflictos o de preparar las mejores condiciones para el enfrentamiento y para la guerra; una funcionalidad alterna que tiene que ver con la presentación de los medios más adecuados para conseguir, mantener y reproducir el poder político. Una combinación de pragmatismo y visión estratégica que Maquiavelo no encontró en los líderes de su tiempo; la tragedia de Maquiavelo no consistió solamente en su aislamiento de las lógicas del poder, en su dificultad por incidir decisivamente en el curso político de la Florencia de su época, su mayor tragedia residió en la indiferencia con la cual fue acogido su opúsculo De principatibus por Lorenzo de Medici, a quien estaba dedicado y en quien confiaba la tarea del resurgimiento de Italia; indiferencia que contrastará con la aceptación que su obra tendrá en la posteridad, una aceptación enormemente polémica, de elogio y rechazo, pero en ningún caso de indiferencia.